Tras su paso por bellas artes, Francisco Hernández Marzal cambió los pinceles por la cámara fotográfica. Comenzó en el año 2000 haciendo trabajos para el sector hotelero y poco a poco se fue adentrando en el terreno más puramente artístico y publicitario.
Sus proyectos comienzan con el mismo enfoque de el pintor frente a un lienzo, haciendo bocetos para definir la idea principal y la composición, buscando siempre referencias iconográficas, accesorios, atrezzo y localizaciones y un sentido de lo que algunos llaman ‘storytelling’.
Como norma general, evita la manipulación digital, con excepción de los ajustes básicos de tonalidades, contraste o color. Lo que aparece en la imagen final, estuvo presente durante el momento de la filmación, y de ahí la importancia del reconocimiento de la ubicación.